El Gobierno nacional derogó 973 normas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) con el objetivo de “simplificar procesos productivos”. La medida fue oficializada mediante la Resolución 37/2025, publicada este viernes en el Boletín Oficial con la firma del titular del organismo, Carlos Tizio.
Según detalló el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, la decisión “deja atrás décadas de burocracia absurda” y redefine el rol del organismo. “Dejamos atrás el régimen en el que el Estado pretendía controlar cada paso del proceso productivo para pasar a un modelo donde se enfoca exclusivamente en garantizar la aptitud para consumo del vino”, señaló en un posteo en la red X.
El nuevo esquema implica que el INV dejará de intervenir en las etapas iniciales e intermedias de la producción, como la cosecha, la elaboración o el transporte, y se concentrará únicamente en el control de los productos finales embotellados, con el fin de garantizar que sean aptos para el consumo y no estén adulterados.
Sturzenegger indicó además que “los controles de trazabilidad, certificaciones de origen, añada y varietal pasarán a ser optativos, a disposición de los productores que los requieran en función de sus necesidades comerciales”, y aclaró que “también lo podrán hacer de manera privada”. “Para tomar noción de lo exagerado de este régimen, en 2024 el INV emitió 140.000 permisos de tránsito y realizó más de 5.000 inspecciones a bodegas. Existen registros de empresas que recibían una inspección cada 2 días”, expresó el ministro.
“Menos burocracia son menos oportunidades para la corrupción”, afirmó Sturzenegger, quien sostuvo que “al eliminar las fiscalizaciones intermedias, los inspectores sólo tomarán muestras de los productos embotellados y los enviarán a analizar, cerrando la puerta para la discrecionalidad y la corrupción”.