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Weezer debutó en Buenos Aires: 30 años de espera valieron la pena

La banda californiana finalmente tocó por primera vez en Argentina con un show cargado de emoción, guitarras y nostalgia. Rivers Cuomo y compañía repasaron tres décadas de himnos como “Buddy Holly” e “Island in the Sun”, saldando una deuda largamente esperada con su público local.

Weezer debutó en Buenos Aires: 30 años de espera valieron la pena
Fotos: @vickydragonetti

Nota escrita por Giselle Repetto

Por fin. Después de más de tres décadas de carrera, Weezer pisó por primera vez un escenario argentino. El cuarteto californiano, liderado por Rivers Cuomo, saldó anoche una deuda histórica con sus fans locales con un show tan preciso como emotivo en el estadio Arena de Villa Crespo. Durante poco más de hora y media, la banda repasó su historia con una catarata de hits, un sonido impecable y una conexión que, aunque tardía, se sintió inmediata.

Fotos: @vickydragonetti

Desde temprano, el público —una mezcla entrañable de treintañeros y cuarentones criados a fuerza de MTV y playlists noventeras, más algunos jóvenes curiosos— llenó el estadio con una expectativa contenida que se liberó apenas sonó el primer acorde de “My Name is Jonas”. El grito fue unánime.

Cuomo, con su habitual mezcla de timidez y carisma nerd, no necesitó grandes discursos para ganarse al público. Bastó un simple “¡Hola Buenos Aires!” en español para que la gente estallara. A partir de ahí, el show avanzó sin pausas, con una precisión casi quirúrgica: “Dope Nose”, “Perfect Situation”, “Hash Pipe”, “Island in the Sun”, “Beverly Hills”, y la seguidilla final con “Say It Ain’t So” y “Buddy Holly” coronaron una noche que funcionó como clase magistral de melodías power pop y guitarras filosas.

Fotos: @vickydragonetti

Hubo también lugar para sorpresas. En medio del set, la banda de rock alternativo dejó a todos boquiabiertos con una versión del clásico “Enter Sandman” de Metallica, recordando que el hard rock también forma parte de su ADN. Y hubo guiños locales: un "Diego Maradona knows the way” en medio del tema “Pork and Beans” produjo un grito al unísono por parte del público argentino.

Fotos: @vickydragonetti

Weezer sonó ajustado, potente, con una mezcla que dejó lucir tanto la solidez de Patrick Wilson en batería como la precisión de Brian Bell y Scott Shriner en guitarras y bajo. El recital fue breve y conciso: veintidós temas en cerca de una hora y veinte, sin bises ni excesos. Y también fue todo lo que debía ser: una celebración de tres décadas de canciones que definieron una época y aún conservan su frescura.

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