Olivia Wald vivió una noche consagratoria con su primera presentación en el emblemático Teatro Vorterix. Con entradas agotadas y un público que acompañó cada canción con emoción y euforia, la artista se consolidó como una de las voces más potentes y sensibles de la nueva generación.

“De tanto caer me elevo”, el concepto que atravesó todo el concierto, se transformó en experiencia compartida: Olivia convirtió la vulnerabilidad en fuerza, regalando un viaje musical que transitó desde lo más íntimo hasta lo más expansivo. Su repertorio —con canciones de Cuerpo, su disco debut editado por Universal Music— hizo vibrar a una audiencia que no dejó de corear temas como En la cara, Pulso y Corazón.

La noche estuvo atravesada también por la calidez de las colaboraciones. Chule y Martu se sumaron en Paladar, Cardellino acompañó en 100 mil metros, Jaz subió al escenario para Que alguien me saque de este mood, y Sofía Mora compartió junto a Olivia la emotiva versión de Corazón. Uno de los momentos más celebrados llegó con Kendall Peña en Vacío emocional, transformando el Vorterix en una verdadera fiesta colectiva.

Dueña de una presencia magnética, Olivia desbordó autenticidad y conexión. Frente a un Vorterix colmado, habló sin filtro de resiliencia, salud mental y vínculos, logrando que cada persona en la sala se reconociera en sus letras y se sumergiera en un show que fue catarsis colectiva.

Este primer Vorterix no solo representó un hito en su carrera, sino también la confirmación de un camino ascendente que ya la ubica entre las artistas emergentes más relevantes de la escena pop latinoamericana.