El juez Alejandro Litvack evaluará al cierre de esta semana si convoca a Cristian Graf a declarar como imputado por el delito de encubrimiento del homicidio de Diego Fernández Lima, cuyos restos fueron hallados enterrados en el fondo de su casa.
Por el momento, el fiscal Martín López Perrando no ha determinado la identidad del autor del crimen. Según el fiscal, el crimen fue “un hecho imprevisto y sorpresivo”, producto de una pelea espontánea, descartando un plan premeditado.
El perito Raúl Torre destaca que el arma hallada fue un cuchillo, instrumento más rudimentario que un arma de fuego, y apunta a la posibilidad de que el homicidio haya sido cometido por un solo hombre, aunque no se descarta la participación de terceros.
El análisis forense indica que podría haber habido dos cuchillos: uno para ejecutarlo y otro empleado en un intento fallido de ocultar el cuerpo mediante descuartizamiento. El trauma mortal fue una herida lineal de 9 mm en el esternón.
El criminalista describe el entierro como improvisado y apresurado: el cadáver fue enterrado a escasa profundidad en el fondo del terreno, lo que sugiere que el autor no contaba con medios logísticos para trasladar o esconder el cuerpo como sería habitual en un homicida experimentado.
El fiscal acusa a Graf de encubrimiento, al juzgar "inverosíbles" sus versiones sobre el origen de los huesos, que atribuyó a una iglesia antigua o a tierra de relleno traída para construir una pileta, lo que, según la investigación, indica que conocía la existencia del cuerpo y buscó desviar la atención en el momento del hallazgo.
El avance de las pericias y la decisión judicial sobre su situación procesal marcarán los próximos pasos en una causa que permaneció oculta por más de cuatro décadas.